lunes, 22 de noviembre de 2010

La verdadera Puerta Falsa (no apta para diabéticos)

Más años que Matusalén
Chocolate... y todo lo demás
Llèpols!!! (¡¡¡Golosos!!! en valenciano)
No, no voy a comentar una película de suspenso o terror, aunque el título de la entrada pueda dar lugar a esta interpretación. De hecho, La Puerta Falsa es un local que aparece en la mayor parte de las guías sobre Colombia. Pero no por ello vayáis a pensar que está lleno de "guiris" (1) haciéndose fotos. Nada más lejos de la realidad. Al menos menos las veces que he estado por allí, el público era mayoritariamente colombiano.

¿Y qué debéis pedir si visitáis este antiquísimo local? Pues un chocolatito es lo suyo. Pero, ¡¡¡atención españoles (ruido de sirenas)!!!, no esperéis un chocolate espeso como el nuestro, sino uno más bien líquido al estilo "Cola cao" (a ver si pagan algo de publicidad, jaja). Además os lo sirven con un pedacito de queso, una almojábana (lo redondo de la foto) y pan con mantequilla. Las instrucciones correctas de uso dicen que todo eso hay que remojarlo en el chocolate.

Las alternativas son: cambiar el chocolate por aguapanela (evidentemente, agua con panela, edulcorante natural muy consumido en Colombia procedente de la caña de azúcar. ¿Está bien explicado profesora Liliana?) u optar por algo más contundente como un tamal (parecido a un potaje espeso, aunque merece otra entrada). Y si sois golosos, y no diabéticos, no dejéis de probar alguno de sus dulces típicos con el arequipe y el bocadillo o dulce de guayaba como ingredientes que todo lo rellenan.  

Para un humilde servidor La Puerta Falsa es ideal para el desayuno o para tomar "onces" (la merienda española que aún no sé por qué aquí se dice así). Y no aceptéis imitaciones, sólo hay una verdadera y auténtica Puerta Falsa. Y ahora, va Lili, a la que sé que no le hace mucha gracia este sitio. ¿Será por la excesiva presencia de harinas? Así pues, cualquier cosa que escriba al respecto y no vaya en esta línea será, seguramente, mentira.

El escaparate
¡¡¡Azúúúcar!!!, que diría Celia Cruz
Si has explicado bien lo de la panela, Paco. En realidad la aguapanela es una bebida muy tradicional que hace parte de la alimentación diaria de la mayoría de los colombianos y dependiendo del clima se toma fría o caliente. Se le conoce por sus propiedades nutricionales y también para tratar resfriados, pero en este caso agregándole un poco de limón.

Con respecto a La Puerta Falsa, creo que el encanto de este lugar, que no tiene más de 25 metros cuadrados, está en saber que por allí han pasado todo tipo de personajes de la vida de la ciudad a lo largo de los 194 años desde su fundación. En nuestra visita, el mesero me ofrece las marquesas (una porción de dulce de guanábana o de arequipe cubierta de azúcar) y me cuenta que eran los dulces favoritos de Manuelita Sáenz, una líder revolucionaria de la independencia de América del sur y novia del libertador Simón Bolívar.
 
Para mí, la mayoría de los dulces de la Puerta Falsa son empalagosos, también opino que en otros sitios hay mejores almojábanas; así que lo mejor del lugar es el tamal (2). Creo que son realmente buenos, la masa tiene la consistencia y el sabor perfectos. Y acá viene una advertencia para los turistas, el tamal viene envuelto en hojas de plátano verde y tengan cuidado, porque he visto a algunos intentando comerse la envoltura.
     
Para terminar, les cuento que a mí también me causa curiosidad saber por qué le decimos "onces" en Bogotá a lo que comemos por fuera de las tres comidas del día. Encontré que los señores que querían escaparse de las misas y se iban a tomar aguardiente (3), decidieron hacer una clave con esta palabra (que tiene once letras) y para quedar bien decían que se iban a “tomar onces”.
 
(1) Guiris: Nombre que se usa en España para referirse a los turistas.
(2) Tamal: Este es un alimento de harina de maíz que cuenta además con masa de arroz, pollo, arvejas, zanahoria y tocino. Las preparaciones varían de acuerdo con la región.
(3) Aguardiente: bebida alcohólica destilada. 
 
LA PUERTA FALSA
Dirección: Calle 11 6-50 Barrio La Candelaria  Teléfono: (57) (1) 2865091 Bogotá- Colombia
Horario: Lunes a sábado 7:00am-10:00pm Domingo 8:00am-8:00pm
Precios: Chocolate ($5.000) (USD 2,7) Aguapanela ($4,500) (USD 2,4) Tamal ($5,000) (USD 2,7)

jueves, 18 de noviembre de 2010

Cucayito para los costeños, pega para los cachacos

¿A quién no le gusta raspar la olla del arroz para comerse la pega? Bueno, camino al restaurante Doña Nieves, nos encontramos con un lugar que sirve la “pega del arroz” como plato principal.

El Caribe en la fachada
Inicialmente me llamó la atención su fachada llena de colores y una vez entramos al local nos encontramos con un menú compuesto por  “antojitos del Caribe”, como bien dice su anuncio: cucayitos, arepa de huevo, carimañola y bollos. Y aquí vamos por partes porque me imagino que muchos de ustedes no saben de qué estoy hablando: el cucayito, diminutivo de cucayo, es el nombre que le dan en el caribe colombiano al arroz que se queda pegado en la olla en la que se cocinó, las carimañolas son empanadas de yuca rellenas de carne, pollo o queso y los bollos (vaya nombre!) son envueltos a base de harina de maíz.
   
Cucayito para los costeños, pega para los cachacos
Hay cucayitos especiales para cada día, arroz con fideo (lunes y jueves), arroz blanco (martes), arroz con coco (miércoles y sábados) arroz de fríjol (viernes y domingo). Probamos el de arroz con coco con carne desmechada y queso rayado, y lo acompañamos de una porción de patacones y un jugo de corozo, para mi el gran descubrimiento del día, el fruto de una palma que tiene un sabor similar al de la fresa pero más suave. Una excelente opción para cualquier comida del día.

El descubrimiento
El local tiene un diseño muy agradable, moderno y colorido, un punto adicional para mí, en este sitio donde se puede conocer y probar la comida del Caribe colombiano y gracias al descubrimiento de Paco también nos encontramos con algo interesante en el baño…

Diccionario costeño
Lo primero que quiero decir es que me siento Cristóbal Colón entre tanto descubrimiento, jajaja. Por cierto, el diccionario costeño de arriba es lo que uno puede leer en el baño mientras micciona. Dicho lo cual, voy ya al tema en cuestión.
 
La verdad es que no me sorprende tanto una comida como el cucayito (me gusta el nombre, jiji), ya que, cuando se come una paella de las de verdad, suele haber lucha por comerse el "socarrat", que es el arroz que queda quemado y pegado a la base de la misma. De todos modos, tiene su "arte" quemar adrede un plato, ¿o no?. 

No quiero despedir la conexión sin destacar los patacones de este sitio. Tienen un ligero sabor a ajo buenísimo que hace que no se hagan tan empalagosos como los de otros lugares y, de paso, sirven para alejar vampiros, juasss. Además, en este sitio no hace falta que echéis mano de la tarjeta de crédito, ya que es bastante económico. Ni que decir tiene que la elección del lugar por parte de Liliana vino motivada en gran parte, o en su totalidad, por "la gráfica" (como ella dice) del local. Pero cuidado Lili, no es oro todo lo que reluce... aunque no sea el caso. 

(1) Cachacos: en la costa Caribe de Colombia, el término se ha utilizado para referirse a todas aquellas personas del interior de país, provenientes de ciudades no costeras.

CUCAYITO
Dirección: Carrera 4A 66-19 Teléfono: (57) (1)  5401667 Bogotá - Colombia
Horarios: Abierto de domingo a domingo Lunes-viernes 10am-9pm Sábado 9am-9am Domingo 10am-6pm
Domicilios desde la Calle 53 hasta la Calle 82, desde la Avenida Circunvalar hasta la carrera 11
Precios: Cucayito ($5,500 y $6,500) (USD 3,5) Acompañamientos ($1,200-$2,500) (USD 1) Patacón con queso ($3.000) (USD 1,6) 

viernes, 12 de noviembre de 2010

Gallina que vuela, a la cazuela

¿Tenéis suficiente con medio piquete(1)?
El lugar de los hechos
Toca hablar de carne, y como reza el título de la entrada, de gallinas. No de cobardes, sino de gallinas de las que se comen cocinadas como debe ser: a leña. Y sabemos que se cocina así porque coincidimos (si es que creéis en las coincidencias. Yo no) o el destino nos llevó a estar en Doña Nieves en el preciso momento de la descarga de la citada leña.

Pero dejando a un lado este tema, he de comentar que ¡vaya tela con la gallina! Desde los cocidos de mi abuela (que en paz descanse la señora Encarna) no recordaba un sabor así. Incluso el de la camiseta (la piel) me recuerda a esas gallinas de verdad, y no de plástico como la mayoría de las actuales. Y además, ¡es que te la sirven con sus respectivas yemas! Sí, esos "casihuevos", es decir las yemas antes de hacerse mayores, jaja. Todo ello acompañado de yuca, patatas y plátano con "hogao". "Muchas harinas", dirá Liliana. Por cierto, Lili, explica tú lo que es el "hogao".

De todos modos, antes de eso, os diré que las raciones son muuuy generosas y es que parece que a estas gallinas las alimentan bien. Así que no os paséis pidiendo. En este caso es cierto aquello de: donde comen tres comen cuatro... y cinco, y seis... No os perdáis el sancocho (una especie de sopa), ni el caldito que precede a vuestra petición. Además, como no sólo de gallina vive el hombre, también tenéis otras opciones: huesos de marrano y carnes varias. Amén. Y ahora sí, os dejo con la nutricionista de este blog para que nos hable de los carbohidratos y esas cosas, juasss.

Caldito para el estomaguito
¡Viva las yemas!
He de decirte que aunque no soy una gran entusiasta de los platos donde solo hay carne y "harinas", porque me hace falta algo verde, esta gallina se distingue porque, además de tener muy buen sabor, tiene una carne muy suave y esto sorprende cuando muchos tenemos la idea de que la carne de la gallina es dura. Sobre el mencionado "hogao", para nuestros amigos de otras latitudes, es una salsa de cebolla y tomate picados y cocinados en aceite, que se utiliza en muchos platos de la gastronomía colombiana (frijoles, arepas, patacones, etc.).

Tienen la opción de pedir 1 o 1/2 gallina, 1 o 1/2 piquete, entre otras cosas, en este lugar que cumplió más de 60 años en Bogotá y que, seguramente, cumplirá muchos más, pues ya es atendido por su tercera generación conservando la manera tradicional de preparar y servir la comida.

(1) Piquete: comida popular, generalmente compuesta por fritanga; que se consume en un restaurante rústico o campestre.
En Doña Nieves es un plato de gallina, yuca, papa, plátano y arepa boyacense.

DOÑA NIEVES
Dirección: Cl 65 3B-48 Teléfono: (57) (1) 2481162
Horario: Miércoles a Domingo 11:00am-6:00pm (Abren todos los festivos)
Precios: Gallina ($44.000)(USD24)  ½ gallina  ($22.000) (USD12) Piquete ($58.000) (USD32) ½ piquete ($29.000) (USD16)

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Sí hay almuerzo. ¡Siga!

Toma corrientazo
La sopa nuestra de cada día
Si hay algo que define la alimentación de un país son los menús del día, corrientazos como se denominan en Colombia, sin que tenga este nombre nada que ver con una descarga eléctrica, jeje. Al fin y al cabo es manera más habitual de comer para la mayor parte de las personas a lo largo de la semana. Eso sí, a no ser que mamá te prepare un rico almuerzo o tengas tiempo como para cocinar decentemente.

¿Y cómo son esos corrientazos? Pues que sepáis que si no os gustan las sopas ya empezáis mal, porque todos empiezan con una de ellas, o en su defecto una crema de alguna verdura. Se podría decir que hay sopa hasta en la sopa. Entre las variedades se encuentran la sopa de pasta, de arroz, de plátano... Otro aviso. Espero que sea de vuestro agrado el cilantro. Aquí lo añaden por castigo.

¿Y luego qué toca? A elegir: carne (lo de llamar carne sólo a la de res es otro capítulo), pollo, pescado... Eso sí, una porción para pitufos normalmente. Todo ello con en un platito con arroz blanco, eso seguro, probablemente patatas o patacón (plátano verde chafado y frito), una ensalada (la gran asignatura pendiente en este tipo de menús), fríjoles (para la correcta expulsión de metano) y/o alguna otra cosa como ahuyama (calabaza), yuca... Las alternativas varían, pero del arroz blanco no os escapáis. ¡Ahhh!, si os gusta el picante y no sufrís de almorranas, regad las cosas con salsa de ají. Mmmm...

Todo ello lo podréis llegar con algún jugo de fruta o limonada. Y, si tenéis suerte, podréis disfrutar de un postrecito del tamaño de un dedal. Respecto a los precios, he visto corrientazos desde 3.500 pesos y hasta unos 10.000 pesos. Ahora bien, he leído que incluso se pueden encontrar por... ¡¡¡1.000 pesos!!! Haced cálculos.

Y para acabar... un par de cosas para reflexionar. ¡Dale rima! El servicio de estos menús es tan rápido que, normalmente, te encuentras con la sopa y el otro plato sobre la mesa a la vez. ¡¡¡Señores, calma, que se me enfría todo!!! Por otra parte, creo que este tipo de menús tan económicos no ayudan a que la gente se meta en la cocina. ¡¡¡Ohhh, qué lástima!!! No obstante, quiero subrayar, para no dejar lugar a dudas, que me gustan los corrientazos. ¿Por qué creéis que se me pone de punta el pelo de la cabeza? jajaja.

Ahora, con todos ustedes, Liliana, nuestra experta en corrientazos. Asegura que ha comido muchos, pero yo no me lo creo. ¡¡¡Si se come las hamburguesas con cuchillo y tenedor!!! 

Al detalle
Jajaja, no parece que te gusten los corrientazos... yo en realidad he probado una versión mejorada de ellos, que tiene los mismos ingredientes pero un poco mejor presentados; sobre todo al inicio de mi vida laboral cuando las opciones cerca a la oficina eran comida rápida o "menú ejecutivo" y yo prefería optar por la segunda. ¿Qué puedo decirte sobre ellos?... creo que tienen una sobreconcentración de carbohidratos, en la sopa y en el "seco" (lo que no es sopa) y esto produce una sensación de sueño con la que se tiene que luchar en la oficina en las horas de la tarde. Claro, debido a esto y a la creciente preocupación por la buena nutrición, en algunos lugares se han incluido mejoras como el "menú light" que no incluye carbohidratos y los reemplaza por frutas, mezcla que también me parece rara, porque te sirven un plato de carne de res o de pollo y unas rodajas de papaya y melón al lado. Ahh, y te faltó mencionar la flexibilidad en los menús diarios, y es que, generalmente, puedes cambiar algunos ingredientes, eso si con una ley de equivalencias ya predeterminada que dicta por ejemplo que la papa puede cambiarse por maduro (plátano), si no tomas sopa pueden darte un huevo, otro jugo, más papa o más maduro; pero nunca esperes que te den más carne.